martes, 13 de julio de 2010

Canino


En la última proyección de la semana de Cine Europeo de este año, vimos lo que raras veces se ve en nuestras sesiones de Cine Club: espectadores abandonando la sala. La causa no fue otra que un film difícil de digerir: "Canino" ("kynodontas", del director griego Giorgos Lanthimos).

La película es un digno colofón a una semana accidentada, con cambios de horario y de películas, con fútbol de mundial por medio, y con un tono que empezó algo dulce con "El erizo", pero que se fue amargando conforme pasaban los dias, hasta llegar a "Mamut" y, finalmente, "Canino". Para algunos socios del Cineclub, la Semana de Cine Europeo tuvo su clausura en el momento en el que uno de los protagonistas de la película decide aplicarse un tratamiento dental a base de hierro colado. Y mira que por nuestras salas han pasado películas como "No matarás" de Kieslowski, o "La Pianista", de Häneke. Pero no... parece que esta está llamada a superarlas a todas.

Debo confesar que quien escribe tuvo que aguantarse el mismo impulso de abandonar la sala a los diez minutos de proyección. Y no por la dureza de las imágenes, que hasta ese momento no se había prodigado demasiado, (y despues de todo uno está curtido en los rigores del cine gore). Es simplemente que no me apetecía enfrentarme al desasosiego que nos plantea el (aparente) absurdo en la pantalla, o al esfuerzo que supone apartarse de la senda trillada a la que estamos malacostumbrados. Hemos acabado por resignarnos (o incluso a considerar como una virtud) a que las películas estén llenas de clichés, a que sepamos en todo momento lo que va a ocurrir, a que exista una "justicia poética", o una ley de compensaciones en el argumento que justifique las coincidencias más inverosímiles con tal de que al final de la proyección la historia se resuelva con un cierto sosiego en nuestra mente. Como la nefasta película del miércoles ("Toda la culpa es de mi madre")

Nos hemos acostumbrado a quedarnos con esa sensación al encenderse la luz de la sala, hasta el punto que encontrarnos un final abierto en una película es como acabar una comida sin el postre y café de rigor ( un lujo por otra parte desconocido para el 80% de la población mundial). O que ver una película sin una lógica milimétrica y convencional es como comer sin sal. Por muy sano que esto sea.

Al final me quedé a verla terminar. Cosa que me agradezco a mi mismo. Y no puedo decir que quedara entusiasmado de "Canino" al finalizar la misma, más bien al contrario. Pero sí puedo asegurar que conforme la voy recordando en los dias posteriores me va gustando más y más. Creo que no es una película para disfrutarla mientras se ve, como la inmensa mayoría de las producciones, si no cuando se ha visto y recordado, y comentado con los amigos.


Creo que en esta película hay tantas capas que cada uno puede sacar jugo a la que más le incumba: La importancia de una correcta educación, la sobreprotección de los menores, una parábola de las religiones, o de la sociedad misma...


El tema de la reclusión en un mundo propio que genera alienación no es nuevo en el cine. Lo ha tratado Arturo Ripstein ("El Castillo de la pureza"), e incluso M. Night Shyamalan, en "El Bosque", su última película decente. Por otro lado, hay algo del surrealismo de Buñuel, sobre todo en el uso del lenguaje. Y algo de la puesta en escena fría y desquiciante de Häneke, con el que comparte también la violencia repentina e inesperada que aflora en alguno de sus pasajes.

Sin embargo creo que esta cinta combina todos estos aspectos y los potencia, y además, los utiliza con una calculada habilidad para desasosegar al espectador, que solo puede obtener algo parecido al disfrute si ha conseguido desarrollar con los años un considerable sentido del humor (negro).

En todo momento, el director parece estar diciéndonos: "¿Te parece absurdo lo que hacen estos tarados?, ¿acaso no te has parado a mirarte a ti mismo?". En efecto, nosotros tambien usamos un sistema de símbolos totalmente arbitrarios que usamos con toda la coherencia del mundo. Sustituyase "teclado" y "zombi", en la película por otros conceptos que hemos recibido de la misma forma irreflexiva: Alma, Libertad, Dios, terrorismo...lo que se quiera. Tambien hemos mamado una cosmología en la que quizá los aviones no pueden caer en el jardín, pero los muertos se nos aparecen y nos hablan en sueños, o los extraterrestres, que para el caso es lo mismo, o que llueva o no depende de que saquemos en andas un muñeco de carton piedra. Tambien tenemos quien nos interprete en terminos morales las sagradas escrituras, sean estas una canción de hace 50 años o un compendio de mitos de hace 25 siglos, o quien nos asigne roles, en los cuales las mujeres suelen llevar la peor parte, quien impone las barreras que no se pueden franquear si no es ladrando (o rezando), y quien decide las partes del cuerpo que se pueden lamer y las que no. Todo ello nos lo pretenden premiar con recompensas igual de valiosas que las pegatinas que el padre le da a los hijos por superar las pruebas más absurdas. Y habitualmente a nosostros se nos pretende recompensar post-mortem. Despues de todo, aqui todos vivimos a este lado de la valla que es la muerte, y solo algunos se atribuyen el derecho o el poder de asomarse más allá y darnos su versión. Y todo ello con las mejores intenciones, claro.

En fin que, si no me equivoco, esta película tan extraña como las de Buñuel en su tiempo será algun día tan canónica como aquellas. Quizás hasta se utilice en las clases de Filosofía de bachillerato para ilustrar el mito de la caverna de Platón. O, quien sabe, para todo un curso de filosofía griega, porque el espíritu de los presocráticos que cuestionaron por primera vez el mundo mítico de sus contemporáneos tambien alienta en estos fotogramas. Y el de los cínicos, en su crítica a la estupidez humana, y el de los sofistas, que postularon la relatividad de nuestras normas...

Semana de Cine Español a la vista.

Termina una accidentada y controvertida Semana de Cine Europeo (ya hablaremos en la siguiente publicación), y dejamos pasar la canícula estival para afrontar la organización de una edición más de nuestra inveterada Semana de Cine Español.

Mientras tanto, y a la espera de confirmar las proyecciones previstas, nos permitiremos recordar la última edición, y cuál fue la opinión de los espectadores respecto a los largometrajes que se proyectaron.

Recordad que se entregaron a la entrada de cada proyección cartulinas numeradas del 1 al 5 para que cada cual ejerciera de crítico, de forma anónima. Estas son las puntuaciones obtenidas por cada película, trasladadas a una escala del 1 al 10: